lunes, 30 de abril de 2018

LA ORACIÓN DEL SEÑOR: PADRE NUESTRO

LA ORACIÓN DEL SEÑOR: PADRE NUESTRO

LA ORACIÓN DEL SEÑOR: PADRE NUESTRO

Padre nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

578. ¿Cuál es el origen de la oración del Padre nuestro?
Jesús nos enseñó esta insustituible oración cristiana, el Padre nuestro, un día en el que un discípulo, al verle orar, le rogó: «Maestro, enséñanos a orar» (Lc 11, 1). La tradición litúrgica de la Iglesia siempre ha usado el texto de San Mateo (6, 9-13).

«LA SÍNTESIS DE TODO EL EVANGELIO»

579. ¿Qué lugar ocupa el Padre nuestro en las Escrituras?
El Padre nuestro es «el resumen de todo el Evangelio» (Tertuliano); «es la más perfecta de todas las oraciones» (Santo Tomás de Aquino). Situado en el centro del Sermón de la Montaña (Mt 5-7), recoge en forma de oración el contenido esencial del Evangelio.

580. ¿Por qué se le llama «la oración del Señor»?
Al Padre nuestro se le llama «Oración dominical», es decir «la oración del Señor», porque nos la enseñó el mismo Jesús, nuestro Señor.

581. ¿Qué lugar ocupa el Padre nuestro en la oración de la Iglesia?
Oración por excelencia de la Iglesia, el Padre nuestro es «entregado» en el Bautismo, para manifestar el nacimiento nuevo a la vida divina de los hijos de Dios. La Eucaristía revela el sentido pleno del Padre nuestro, puesto que sus peticiones, fundándose en el misterio de la salvación ya realizado, serán plenamente atendidas con la Segunda venida del Señor. El Padre nuestro es parte integrante de la Liturgia de las Horas.

«PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO»

583. ¿Cómo es posible invocar a Dios como «Padre»?
Podemos invocar a Dios como «Padre», porque el Hijo de Dios hecho hombre nos lo ha revelado, y su Espíritu nos lo hace conocer. La invocación del Padre nos hace entrar en su misterio con asombro siempre nuevo, y despierta en nosotros el deseo de un comportamiento filial. Por consiguiente, con la oración del Señor, somos conscientes de ser hijos del Padre en el Hijo.

584. ¿Por qué decimos Padre «nuestro»?
«Nuestro» expresa una relación con Dios totalmente nueva. Cuando oramos al Padre, lo adoramos y lo glorificamos con el Hijo y el Espíritu. En Cristo, nosotros somos su pueblo, y Él es nuestro Dios, ahora y por siempre. Decimos, de hecho, Padre «nuestro», porque la Iglesia de Cristo es la comunión de una multitud de hermanos, que tienen «un solo corazón y una sola alma» (Hch 4, 32).

585. ¿Con qué espíritu de comunión y de misión nos dirigimos a Dios como Padre «nuestro»?
Dado que el Padre nuestro es un bien común de los bautizados, éstos sienten la urgente llamada a participar en la oración de Jesús por la unidad de sus discípulos. Rezar el Padre nuestro es orar con todos los hombres y en favor de la entera humanidad, a fin de que todos conozcan al único y verdadero Dios y se reúnan en la unidad.

586 ¿Qué significa la expresión «que estás en el cielo»?
La expresión bíblica «cielo» no indica un lugar sino un modo de ser: Dios está más allá y por encima de todo; la expresión designa la majestad, la santidad de Dios, y también su presencia en el corazón de los justos. El cielo, o la Casa del Padre, constituye la verdadera patria hacia la que tendemos en la esperanza, mientras nos encontramos aún en la tierra. Vivimos ya en esta patria, donde nuestra «vida está oculta con Cristo en Dios» (Col 3, 3).


LAS SIETE PETICIONES

587. ¿Cómo está compuesta la oración del Señor?
La oración del Señor contiene siete peticiones a Dios Padre. Las tres primeras, más teologales, nos atraen hacia Él, para su gloria, pues lo propio del amor es pensar primeramente en Aquel que amamos. Estas tres súplicas sugieren lo que, en particular, debemos pedirle: la santificación de su Nombre, la venida de su Reino y la realización de su voluntad. Las cuatro últimas peticiones presentan al Padre de misericordia nuestras miserias y nuestras esperanzas: le piden que nos alimente, que nos perdone, que nos defienda ante la tentación y nos libre del Maligno.

588. ¿Qué significa «Santificado sea tu Nombre»?
Santificar el Nombre de Dios es, ante todo, una alabanza que reconoce a Dios como Santo. En efecto, Dios ha revelado su santo Nombre a Moisés, y ha querido que su pueblo le fuese consagrado como una nación santa en la que Él habita.

589. ¿Cómo se santifica el Nombre de Dios en nosotros y en el mundo?
Santificar el Nombre de Dios, que «nos llama a la santidad» (1Ts 4, 7), es desear que la consagración bautismal vivifique toda nuestra vida. Asimismo, es pedir que, con nuestra vida y nuestra oración, el Nombre de Dios sea conocido y bendecido por todos los hombres.

590. ¿Qué pide la Iglesia cuando suplica «Venga a nosotros tu Reino»?
La Iglesia invoca la venida final del Reino de Dios, mediante el retorno de Cristo en la gloria. Pero la Iglesia ora también para que el Reino de Dios crezca aquí ya desde ahora, gracias a la santificación de los hombres en el Espíritu y al compromiso de éstos al servicio de la justicia y de la paz, según las Bienaventuranzas. Esta petición es el grito del Espíritu y de la Esposa: «Ven, Señor Jesús» (Ap 22, 20).

591. ¿Por qué pedimos «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo»?
La voluntad del Padre es que «todos los hombres se salven» (1Tm 2, 4). Para esto ha venido Jesús: para cumplir perfectamente la Voluntad salvífica del Padre. Nosotros pedimos a Dios Padre que una nuestra voluntad a la de su Hijo, a ejemplo de María Santísima y de los santos. Le pedimos que su benevolente designio se realice plenamente sobre la tierra, como se ha realizado en el cielo. Por la oración, podemos «distinguir cuál es la voluntad de Dios» (Rm 12, 2), y obtener «constancia para cumplirla» (Hb 10, 36).

592. ¿Cuál es el sentido de la petición «Danos hoy nuestro pan de cada día»?
Al pedir a Dios, con el confiado abandono de los hijos, el alimento cotidiano necesario a cada cual para su subsistencia, reconocemos hasta qué punto Dios Padre es bueno, más allá de toda bondad. Le pedimos también la gracia de saber obrar, de modo que la justicia y la solidaridad permitan que la abundancia de los unos cubra las necesidades de los otros.

593. ¿Cuál es el sentido específicamente cristiano de esta petición?
Puesto que «no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Dios» (Mt 4, 4), la petición sobre el pan cotidiano se refiere igualmente al hambre de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo, recibido en la Eucaristía, así como al hambre del Espíritu Santo. Lo pedimos, con una confianza absoluta, para hoy, el hoy de Dios: y esto se nos concede, sobre todo, en la Eucaristía, que anticipa el banquete del Reino venidero.

594. ¿Por qué decimos «Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»?
Al pedir a Dios Padre que nos perdone, nos reconocemos ante Él pecadores; pero confesamos, al mismo tiempo, su misericordia, porque, en su Hijo y mediante los sacramentos, «obtenemos la redención, la remisión de nuestros pecados» (Col 1, 14). Ahora bien, nuestra petición será atendida a condición de que nosotros, antes, hayamos, por nuestra parte, perdonado.

595. ¿Cómo es posible el perdón?
La misericordia penetra en nuestros corazones solamente si también nosotros sabemos perdonar, incluso a nuestros enemigos. Aunque para el hombre parece imposible cumplir con esta exigencia, el corazón que se entrega al Espíritu Santo puede, a ejemplo de Cristo, amar hasta el extremo de la caridad, cambiar la herida en compasión, transformar la ofensa en intercesión. El perdón participa de la misericordia divina, y es una cumbre de la oración cristiana.

596. ¿Qué significa «No nos dejes caer en la tentación»?
Pedimos a Dios Padre que no nos deje solos y a merced de la tentación. Pedimos al Espíritu saber discernir, por una parte, entre la prueba, que nos hace crecer en el bien, y la tentación, que conduce al pecado y a la muerte; y, por otra parte, entre ser tentado y consentir en la tentación. Esta petición nos une a Jesús, que ha vencido la tentación con su oración. Pedimos la gracia de la vigilancia y de la perseverancia final.

597. ¿Por qué concluimos suplicando «Y líbranos del mal»?
El mal designa la persona de Satanás, que se opone a Dios y que es «el seductor del mundo entero» (Ap 12, 9). La victoria sobre el diablo ya fue alcanzada por Cristo; pero nosotros oramos a fin de que la familia humana sea liberada de Satanás y de sus obras. Pedimos también el don precioso de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno de Cristo, que nos librará definitivamente del Maligno.

598. ¿Qué significa el «Amén» final?
«Después, terminada la oración, dices: Amén, refrendando por medio de este Amén, que significa “Así sea”, lo que contiene la oración que Dios nos enseñó» (San Cirilo de Jerusalén).

FUENTE: http://www.vatican.va/archive/compendium_ccc/documents/archive_2005_compendium-ccc_sp.html  

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Emociones

Emociones

Las emociones se desencadenan a partir de un estímulo exterior o interior. Recibes el estímulo a través de los sentidos externos (vista oído, gusto, tacto, olfato) o de los sentidos internos (imaginación o memoria).

Si un estímulo externo te hace daño, puedes evitarlo y así dejas de sentir. Si imaginas o recuerdas algo negativo, es mas difícil evitarlo, pero puedes focalizar la atención en otros temas o actuar dee manera positiva para que esa emoción pueda cambiar.

Las emociones parecen inestables y dependen de los estímulos que los sentidos reciben, que son muchos y variados. No consisten exactamente en la felicidad.

La felicidad depende de bienes mayores; las emociones de los estímulos.

La inteligencia y la voluntad son facultades intelectuales, superiores a las facultades sensibles, y son capaces de guiar los sentimientos. La persona, con su libre voluntad, puede evitar estímmulos externos que le son perjudiciales; puede sustituir un recuerdo malo que le cause tristeza por uno que lo alegre.

Tu puedes hacer mucho para ser feliz:
  • Elige siempre el bien mayor.
  • Aléjate de los estímulos negativos.
  • Sustituye los pensamientos negativos por pensamientos positivos.
  • Regula y orienta tus emociones y sentimmientos.
  • Fortalece tu voluntad poniendo en práctica las virtudes, ya que sin ellas es mas difícil regular las emociones.

FUENTE: "APRENDER A AMAR" 9


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viernes, 27 de abril de 2018

Las Bienaventuranzas

Las Bienaventuranzas

 
¿Cuáles son y en qué consisten las bienaventuranzas?

El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que “las bienaventuranzas” están en el centro de la predicación de Jesús. Con ellas Jesús recoge las promesas hechas al pueblo elegido desde Abraham; pero las perfecciona ordenándolas no sólo a la posesión de una tierra, sino al Reino de los cielos.

Las bienaventuranzas (Mt 5,3-12)

- Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
- Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
- Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
- Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
- Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

- Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
- Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
- Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
- Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.

1ª Bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el Reino de los cielos”.
El campo de las Bienaventuranzas empieza donde acaba el Decálogo. Jesús nos invita a un desasimiento efectivo . Pide a los menos favorecidos que cierren resueltamente su corazón a toda codicia. Ordena a los privilegiados que se desprendan de lo superfluo en beneficio de quienes no tienen bastante y les invita a superar esta medida obligatoria, pues un cristiano no practica la virtud de caridad por el mero hecho de socorrer a los demás: tan solo empieza a amar a sus hermanos en el momento en que se priva él mismo de algo en su favor. Claro que no cabe hablar de desinterés, sino únicamente de honradez y de justicia, cuando la probidad y el respeto de los derechos ajenos provoquen más de una vez un notable empobrecimiento.

¿Cuándo Jesucristo fue honrado y justo? ¿Con quién?... con la pecadora pública, con el buen ladrón, pagó los impuestos como un ciudadano…

2ª Bienaventuranza: “Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra”.
La palabra griega que traducimos por “mansedumbre” se aplica a los poseedores de diversas cualidades, que van desde la mansedumbre al aguante. En todo caso “los mansos” no son los blandos ni los amorfos. La mansedumbre evangélica implica firmeza de carácter: “No se turbe vuestro corazón”, dirá Jesús (Io. XIV, 1, 27), y añadirá en otra ocasión: “Por vuestra paciencia salvaréis vuestras almas” (Lc. XXI; 19). No se trata de un determinado temperamento, de una disposición natural hecha de indiferencia y apatía, como tampoco de costumbre de capitular ante los razonamientos o las pretensiones ajenas para evitar incidentes. La mansedumbre es una virtud y, por tanto, un acto de fortaleza. No nos equivoquemos sobre su exterioridad tranquila y a veces sonriente, pues no se adquiere más que por severidad para consigo mismo.

¿Cuándo Jesucristo vivió la mansedumbre? ¿Con quién?... con los pecadores, con los fariseos hipócritas, durante la Pasión…

3ª Bienaventuranza: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”.
A quien confía en Dios, hasta los malos días le traen su pequeña alegría: la energía sonriente en la adversidad o, al menos, la canción que acompasa el trabajo, el ímpetu interior que resiste al peligro y al duelo, o sencillamente la poesía que transfigura las miserables pequeñeces cotidianas, Los hombres se entristecen porque no comprenden o porque no aceptan. Pero el cristiano se abandona al Padre que sabe y que decide, al Dios que distribuye los días de sol o de escarcha, al delicado Artista que ha imaginado las espinas para proteger a las rosas; sí, sin duda alguna: pero aún se abandona más al “Dios que se hizo hombre para que el hombre llegase a ser Dios”. Y con esta frase San Agustín os revelo “el gigantesco secreto” de la alegría cristiana.

¿Cuándo Jesucristo manifestó alegría? ¿Con quién?... con los niños “dejad que se acerquen a mi”, con la gente sencilla, con sus amigos, descansando…

4ª Bienaventuranza: “Bienaventurados los que tiene hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos”.
La santidad se caracteriza, en suma, por la unión con Jesucristo. Unión de vida, de gracia, de gloria, que es obra exclusiva de Dios. Unión de pensamiento, de abalanza, de amor, de obediencia, que es la abalanza, de amor, de obediencia, que es la parte que en ella nos corresponde. El hambre de santidad es, pues, un tormento irresistible de no ser más que uno solo con Él, un deseo siempre constantemente renaciente de conformar nuestros pensamientos con los suyos, de identificar nuestra voluntad con la suya, lo cual implica una resolución constantemente reanudada de parecernos a Él en nuestras acciones. Esta hambre jamás acallada, Cristo también lo calma y la mantiene a la vez por su gracia, hasta que lo sacia definitivamente en la unión eterna del cielo.

¿Cuándo Jesucristo acudía a su Padre? ¿Con quién?... antes de tomar decisiones, ante las dificultades, con sus amigos y enseñándonos a rezar el Padre nuestro…

5ª Bienaventuranza: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.
Finalmente la misericordia es un acto de justicia para con nosotros mismos. “No quiero pensar más en ello –decís–: pero no le perdono”. De todos modos seguiréis pensando en ello. Os encerraréis en una frialdad calculada, llegaréis a ser habitualmente desconfiados y amargos, ahogaréis en vosotros mismos toda bondad. Solo se olvida cuando se perdona. Triunfad de la ofensa negándoos a teneros por ofendido: esa es la manera de Dios, la que destruye el mal. Perdonar es un poder divino.

¿Cuándo Jesucristo perdona? ¿A quién?... siempre y con todos.

6ª Bienaventuranza: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.
El cristiano puramente cristiano –limpio de corazón– es el que obra como cristiano en cualquier circunstancia. Es fiel a su palabra; llega hasta el límite de sus convicciones, sin dejarse trabar por ningún compromiso. Sus actitudes, sus decisiones, sus gestiones lo señalan, lo “caracterizan” como cristiano.

Esta misma integridad de carácter debe encontrarse en todos los discípulos de Cristo. Choca con lo que hoy se llama conformismo, para calificar así la costumbre de regular la propia conducta sobre las ideas o los ejemplos de la mayoría. Este defecto ha existido siempre, solo que es más sensible en nuestra época, que ha desarrollado un espíritu de rebañego simultáneamente con los medios de publicidad. En nuestros días se difunden las opiniones y se imponen las costumbres del mismo modo que un producto alimenticio o una marca de jabón. Todo se fabrica ahora en serie. No es solo que todos los habitantes del planeta tiendan a componerse la misma silueta con un vestido de idéntico corte, sino que la uniformidad es también de rigor en el campo del pensamiento.

¿Cuándo Jesucristo actúa sin doblez ni engaño? ¿Con quién?... con sus Apóstoles, amigos y enemigos…

7ª Bienaventuranza “Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.
Las Bienaventuranzas anteriores no han puesto en la mano la espada para que cortásemos en lo vivo de las pasiones humanas. Si nos hemos liberado de las trabas del dinero y del orgullo, endurecido en el sufrimiento y arrancado de la mediocridad, de la dureza y de la duplicidad, entonces la paz de Cristo puede desarrollarse ya en nosotros e irradiar a nuestro alrededor.

A ser posible, y cuanto de vosotros depende, tened paz con todos (Rom., XII, 18). Cuando San Pablo exhorta a los fieles de Roma a que se muestren pacíficos, no les promete que sus manifestaciones amistosas hayan de ser siempre pagadas con la reciprocidad. “A ser posible, y cuanto de vosotros depende”. Para vivir en paz con el prójimo hace falta que sean dos quienes lo deseen. Y eso es que el Apóstol no tiene presente más que las relaciones ordinarias de su vida. ¿Qué será cuando se trate de mantener la paz pública, sea de los diferentes pueblos de la tierra? Sin embargo, los temores, las mismas posibilidades de un fracaso, no dispensan a los cristianos de intentarlo todo, de atreverse a todo para hacer reinar la paz en el mundo; pues solo bajo esta condición merecerán ser llamados hijos de Dios.

¿Cuándo Jesucristo transmite la paz? ¿Con quién?... Dialogando incluso con sus enemigos, ante las discusiones de sus Apóstoles, en los momentos de tensión y de sufrimiento…

8ª Bienaventuranza: “Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque suyo es el Reino de los cielos”.
Jesús interroga a su auditorio: “¿Estáis decididos a luchar por los derechos de Dios y por los derechos de vuestros hermanos, a oponernos al mal bajo todas sus formas?”. Porque para extender el reinado de Dios le hacían falta unos discípulos valerosos. Los que vinieran tras Él no debían contentarse con enseñar y con practicar la “justicia” –lo cual implica ya, ciertamente, serios esfuerzos–, sino que habían de comprometerse a defenderla y a sufrir por ella.

Esta exhortación al valor hace oír Cristo a los hombres de todos los tiempos, a todos los que quieren ser cristianos. Recordemos que nos alista para un combate cuyo desenlace no es dudoso: “Yo he vencido al mundo”, nos ha dicho. Sintámonos, pues, dichosos, a pesar de la fatiga, del recelo y de los tratos injuriosos, pues, que tenemos la seguridad de la victoria del Evangelio.

¿Cuándo Jesucristo fue valiente? ¿Con quién?....ante el mal, ante el dolor y sufrimiento…

9ª Bienaventuranza: “Bienaventurados seréis cuando os insulten y os persigan, y con mentira digan mal contra vosotros, todo género de mal por Mí. Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que hubo antes de vosotros”.
Nosotros, los cristianos, tenemos todavía algo más que a Moisés y a los profetas. Alguien ha regresado de esas esferas eternas donde los hombres no vuelven. El hijo de Dios se hizo hombre para compartir su filiación divina. Toda su predicación estuvo orientada hacia esta vida nueva y eterna otorgada a los que creyeran en Él. A los escépticos que lo intimaban a que suministrase las pruebas de lo que afirmaba, les respondió que no daría de ello más que una sola. Él mismo pasaría por la muerte y regresaría vivo con esta Vida de la cual haría participar a los hombres regenerados.

Los acontecimientos se produjeron tal y como los había Él anunciado. Nuestra fe, observadlo, no descansa sobre unas teorías, sino sobre unos hechos históricos. Y el hecho capital es la resurrección de Jesús. Sus apóstoles empezaron por apartar la realidad de tal prodigio. Vacilaron y dudaron. Finalmente, ante las repetidas apariciones del Salvador, a ellos mismos y a otros -en una ocasión estaban reunidos más de quinientos hermanos-, se rindieron a la evidencia. Y desde entonces proclamaron hasta su muerte aquello de lo cual habían sido testigos. “Nosotros lo hemos visto con nuestros ojos, tocado con nuestras manos; nosotros hemos vivido y comido con Él, después de su resurrección de entre los muertos”. En vano se usó de amenazas para que se callasen, pues replicaban: “nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”. Pero tanto Pablo como los demás apóstoles dedujeron las consecuencias del triunfo de Jesús sobre la muerte. Su resurrección es la prueba suprema de su divinidad y, por tanto, de la verdad de su doctrina; y además implica la certidumbre de nuestra propia resurrección. Así como las primicias son el testimonio de la futura cosecha, la victoria de los cristianos se haya contenida en la victoria de Jesús .

¿Cuándo Jesucristo vivió el optimismo profundo? ¿Con quién?...ante aparentes fracasos, con los traidores…
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Artículo escrito con extractos de Las Bienaventuranzas de Georges Chevrot (15ª edicion, Ediciones Rialp). Publicado originalmente en www.opusdei.org en el año 2014.

 FUENTE : http://opusdei.es/es-es/article/las-bienaventuranzas-3/

 
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La sexualidad es buena

La sexualidad es buena

El valor de la persona es único y absoluto. La persona vale por sí misma, no en función de otro ser, ni de lo que haga ni de lo que aporte. Vale por el hecho de ser persona.

El cuerpo humano es sexuado y el modo de ser de la persona tiene que ver con ese cuerpo sexuado. El cuerpo humano sexuado tiene una bondad intrínseca. Es preciso amar el propio cuerpo como un gran tesoro único de valor infinito. Tu cuerpo vale lo que vales tú.

El amor existe:tiene una naturaleza y unas exigencias propias. La persona puede amar y darse por completo. Una relación sexual es un acto de entrega total. La unión sexual es tan íntima que , en ella los dos parecen un solo cuerpo. Además, sólo si los dos son fértiles al mismo tiempo, ese acto permitirá lo mas grandioso de la naturaleza: la procreación.

La procreación es la formación de una persona única, irrepetible e irreemplazable. Dicha persona tiene un valor absoluto e infinito, y lleva una nueva carga genética heredada de la madre y del padre.

Al encontrar y respetar el significado de las cosas, de los actos, estamos protegiéndonoos de posibles daños. Algunos actos son neutros, es decir que los hacemos y luego les damos el significado que queramos.

Las relaciones sexuales no tienen un significado neutro. Su significado le es propio y siempre va con él. Aún cuanndo queramos significar otra cosa, ese acto siempre tendrá un sentido propio, no dependerá de lo que la persona quiera. No tiene significado subjetivo.

Por esto, las relaciones sexuales tienen únicamente un sentido doble:la unión total de donación amorosa de un varón y una mujer, y la procreación de una nueva persona humana.

Las relaciones sexuales no son un juego, ni parte de la amistad, ni tienen como fin obtener placer, ni son para pasar el rato, para divertirse, para desahogarse.

Al respetar su significado, las relaciones sexuales cumplen plenamente con su fin: el amor,la donación y , cuando son fértiles, la procreación.

Los significados de las relaciones sexuales no se pueden confundir con el placer ya que éste no es su razón de ser sino una consecuencia natural.El placer es bueno, pero es un bien menor. El significado o la finalidad del acto son bienes superiores. Si nos quedamos sólo con el placer, podríamos correr el riesgo de dañar esos actos o a las personas que toman parte en ellos.

Si olvidamos el significado de los actos y buscamos solamente el placer que tienen asociado, corremos el peligro de hacer y hacernos daño.

Veámoslo en el siguiente recuadro:

Disfrutamos al realizar estas aciiones, pero su finalidad no es el disfrute. El disfrute es su consecuencia.
Las relaciones sexuales, ta buenas, profundas e importantes en la vida, son sólo para adultos comprometidos de por vida que quieran formar una familia y dedicarse a ella.
Existe una nueva moda entre púberes y adolescentes: el sexo casual. Las modas van y vienen, pero es necesario para la salud de todos que esta moda desaparezca. Estos hábitos dejan huellas emocionales, físicas, cerebrales y sociales profundas y muy negativas, y la mayoría de las veces, el sexo csual destroza la amistad.

FUENTE: "APRENDER A AMAR" 9

 
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lunes, 23 de abril de 2018

Los Apóstoles, discípulos de Jesus

Los Apóstoles, discípulos de Jesus


Cuando Jesús llevaba más o menos un año y medio predicando, tuvo que tomar una decisión muy importante. ¿A quiénes iba a elegir para trabajar más de cerca con él y para guiar a la congregación cristiana? Antes de tomar esa decisión, Jesús buscó la guía de su Padre. Por eso, se fue a una montaña para estar solo y pasó toda la noche orando. A la mañana siguiente, Jesús reunió a algunos de sus discípulos y eligió a sus 12 apóstoles.  Se llamaban Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Tadeo, Simón y Judas Iscariote.

Los 12 viajaban con Jesús. Él les fue enseñando cómo predicar y, al final, los envió para que predicaran solos.

Para Jesús, los 12 apóstoles eran sus amigos, y él confiaba en ellos.
 


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Pornografía y Autoerotismo

Pornografía y Autoerotismo

Se entiende por material pornográfico a todas las imágenes o videos que contienen desnudos o representaciones de relaciones sexuales, con el intento de exitar a los usuarios. Esto es un negocio que enriquece a algunos y utiliza, por un lado, a las personas que protagonizan las escenas, y por otro, a los consumidores que corren el riesgo de esclavizarse ante ellas y caer en una adicción.
Interactuar con este material tiene consecuencias.
La primera consecuencia es la falsa división que deja de ser cuerpo y alma para ser simplemente cuerpo. Muchas veces, la pornografía se vincula directamente con la autoestimulación, es decir, la masturbación.
Estos intereses pueden aparacer frecuentemente en la primera etapa de la adolescencia, pero la masturbación NO es una etapa obligada.
El adolescente tiende a estar muy pendiente de sí mismo y suele concentrarse en fenómenos sexuales (erecciones en el varón; sensaciones mas difusas en la mujer) impulsándolos a la observación y a la exploración.
La masturbación es una función incompleta e inmadura, sin comunicación, ya que al ser autoerótica empieza y termina en sí misma.

El placer sexual está hecho para ser feliz haciendo feliz al otro. La masturbación habitualmente aisla y, si es obsesiva, requiere tratamiento profesional especializado y asistencia moral.
Al crecer, tienes la responsabilidad de cuidar tu cuerpo y tratarlo con respeto, ya que, cuando estés preparado para ello, entregarás tu sexualidad a quien compartirá tu vida para fundar una familia, madurando para ser algún día, padre o madre.

En la pubertad y al comienzo de la producción de la hormona testosterona en el varón (alrededor de los 12 años de edad), los chicos empiezan a producir espermatozoides diariamente. Como el joven no tiene relciones sexuales estos espermatozoides "no utilizados" (considerados "sobrantes") se eliminan en forma natural mediante dos mecanismos:
-La destrucción por unas células del propio cuerpo llamadas macrófagos.
-La emisión nocturna e involuntaria de semen, tambien llamada "eyaculación espontánea"

No es verdad entonces, como te quieren convencer los medios de comuicación, que la masturbación es "sana y necesaria". Es bueno que sepas que eso no es información científica, ya que los espermatozoides una vez formados se almacenan y pasados tres meses se reabsorben y desaparecen.

👉Cuestionario libro
a) ¿Que efectos causa en el psiquismo de una persona ver pornografía?
El consumo repetitivo de pornografía ocasiona que el cerebro literalmente se reprograme. Activa el cerebro para que bombee sustancias químicas y para que forme nuevas vías nerviosas, llevando a cambios profundos y duraderos en el cerebro.

Los estudios demuestran que aquellos que consumen pornografía más frecuentemente, tienen cerebros que están menos conectados, menos activos e incluso más pequeños en algunas zonas.
Para ser justos, los estudios únicamente demuestran que existe una correlación entre el consumo de pornografía y cerebros más pequeños y menos activos,


b) La pornografía, ¿provoca adicción? ¿por qué?

Existe una discusión abierta actualmente en los medios de comunicación, e incluso en los círculos académicos, sobre si el consumo compulsivo de pornografía es realmente una adicción.
Las investigaciones de hecho muestran que de todas las formas de entretenimiento en línea, tales como las apuestas, los videojuegos, la navegación por internet y las redes sociales, la pornografía tiene la tendencia más fuerte a ser adictiva.

Los cigarrillos, el alcohol y las drogas, traen sustancias extrañas al cuerpo de muchas maneras: inhaladas, inyectadas, bebidas de un vaso, encendidas y fumadas. Por el contrario, la pornografía y otros comportamientos adictivos como las apuestas, no introducen nuevas sustancias químicas ni de otro tipo en el cuerpo que no existan ya en él. Pero, estos comportamientos dan inicio a procesos sorprendentemente similares al interior del cerebro como los de las adicciones a sustancias, y eso es lo que los vuelve potencialmente adictivas. Secuestran las vías de recompensa del cerebro. (Ver Como afecta la pornografía al cerebro como una droga.) Eso es lo que hacen todas las sustancias adictivas y los hábitos adictivos.


c) ¿Qué es una red de "trata de personas" y que relación existe entre ésta y los negocios que genera la pornografía?
La trata de personas en Argentina es el comercio ilegal de personas con propósitos de esclavitud reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, retirada de órganos, o cualquier forma moderna de esclavitud.
Es un delito internacional de lesa humanidad, viola los derechos humanos y es considerado una forma moderna de esclavitud.​ A nivel mundial está ubicado tercero en un siniestro ranking de delitos luego del tráfico de armas y el de drogas. Se estima que en el mundo existen 21 millones de personas esclavizadas por la trata y que el negocio mueve 32.000 millones de dólares en todo el mundo

d) ¿A quiénes esclaviza la pornografía? ¿Por qué?
La pornografía esclaviza a las mujeres y hormbres que intervienen como "modelos" o "actores" en las fotos y películas de las que son protagonistas, y  los que los que consumen este material porque corren peligro de entrar en una adicción muy difícil de salir

e) ¿Que relación puedes encontrar entre la pornografía y la prostitución?
En lo que tiene que ver con la esclavitud, la sociedad generalmente acepta que es inhumana y degradante, y la mayoría de las personas se sorprenden de que haya habido épocas en la historia en que la esclavitud fuera aceptada como algo normal y aceptable. De alguna manera, muchas personas todavía aceptan una forma de esclavitud moderna: el tráfico sexual humano. Y aunque mucha gente dice oponerse al tráfico sexual humano, lo que muchos no saben es que la demanda del tráfico sexual es fomentada por la pornografía y la industria porno.

FUENTES:

"APRENDER A AMAR" 9

https://es.wikipedia.org/wiki/Trata_de_personas_en_Argentina#Formas_de_reclutamiento 

http://es.ftnd.org/como-la-pornografia-fomenta-el-trafico-sexual/ 

http://es.ftnd.org/articulos-sobre-el-problema/

  
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¿Qué son los dogmas de la Iglesia Católica?

¿Qué son los dogmas de la Iglesia Católica?

Entendemos por dogma una verdad que pertenece al campo de la fe o de la moral, que ha sido revelada por Dios, transmitida desde los Apóstoles ya a través de la Escritura, ya de la Tradición, y propuesta por la Iglesia para su aceptación por parte de los fieles.

Brevemente, "dogma" puede ser definido como una verdad revelada definida por la Iglesia. Las revelaciones privadas no constituyen dogmas, y algunos teólogos incluso limitan la palabra "definida" a doctrinas fijadas solemnemente por el Papa o por un concilio general, mientras que una verdad revelada se convierte en dogma aún cuando sea propuesta por la Iglesia por medio de su magisterio ordinario o su oficio de enseñar. El concepto de dogma, entonces, abarca una doble relación: con la revelación divina y con la enseñanza autorizada de la Iglesia (Cfr. Núm. 85-95 del Catecismo de la Iglesia católica).

Por ello un dogma es una verdad absoluta, definitiva, inmutable, infalible, irrevocable, incuestionable y absolutamente segura sobre la cual no puede flotar ninguna duda. Una vez proclamado solemnemente, ningún dogma puede ser derogado o negado, ni por el Papa ni por decisión conciliar. Por eso, los dogmas constituyen la base inalterable de toda la Doctrina católica y cualquier católico está obligado a adherir, aceptar y creer en los dogmas de una manera irrevocable.

Los dogmas tienen estas características porque los católicos confíamos que un dogma es una verdad que está contenida, implícita o explícitamente, en la inmutable Revelación Divina o que tiene con ella una "conexión necesaria".

Para que estas verdades se tornen en dogmas, ellas necesitan ser propuestas por la Iglesia Católica directamente a su fe y a la su doctrina, a través de una definición solemne e infalible por el Supremo Magisterio de la Iglesia (Papa o Concilio ecuménico con el Papa)

Mas, "la definición de los dogmas a lo largo de la historia de la Iglesia no quiere decir que tales verdades solamente habían sido reveladas, sino que se tornaron más cla­ras y útiles para la Iglesia en su progre­sión en la fe". Por eso, la definición gradual de los dogmas no es contradictoria con la creencia católica de que la Revelación divina es inalterable, definitiva e inmutable desde la ascensión de Jesús.

Cuando la Iglesia define un dogma de fe, no es que esas cosas empiecen entonces a ser verdad. Son verdades que siempre han existido; pero que su creencia ha empezado a ser obligatoria al definirse. La definición de una doctrina no es su invención, sino la declaración autoritativa de que ha sido revelada por Dios, es decir, que forma parte del conjunto de verdades que constituyen la Revelación cristiana. Históricamente la aparición de nuevos errores obliga a la Iglesia a definir y declarar más firmemente aquello que siempre ha sido verdad, pero que las circunstancias del momento reclaman aclaración.

El contenido de los dogmas es inmutable, pero la formulación de ese contenido se puede desarrollar para acomodarse mejor al modo de hablar de los tiempos.

"Quizá alguno se pregunte: ¿entonces no es posible ningún progreso en la Iglesia de Cristo? ¡Claro que debe haberlo, y grandísimo! ¿Quién hay tan enemigo de los hombres y tan contrario a Dios, que trate de impedirlo? Ha de ser, sin embargo, con la condición de que se trate verdaderamente de progreso para la fe, y no de cambio. Es característico del progreso que una cosa crezca, permaneciendo siempre idéntica a sí misma; propio del cambio es, por el contrario, que una cosa se transforme en otra. Crezca, por tanto, y progrese de todas las maneras posibles, el conocimiento, la inteligencia, la sabiduría tanto de cada uno como de la colectividad, tanto de un solo individuo como de toda la Iglesia, de acuerdo con la edad y con los tiempos; pero de modo que esto ocurra exactamente según su peculiar naturaleza, es decir, en el mismo dogma, en el mismo sentido, según la misma interpretación. Que la religión imite así en las almas el modo de desarrollarse de los cuerpos. Sus órganos, aunque con el paso de los años se desarrollan y crecen, permanecen siempre los mismos. Qué diferencia tan grande hay entra la flor de la infancia y la madurez de la ancianidad! Y, sin embargo, aquellos que son ahora viejos, son los mismos que antes fueron adolescentes. Cambiará el aspecto y la apariencia de un individuo, pero se tratará siempre de la misma naturaleza y de la misma persona. Pequeños son los miembros del niño, y más grandes los de los jóvenes; y sin embargo son idénticos. Tantos miembros poseen los adultos cuantos tienen los niños; y si algo nuevo aparece en edad más madura, es porque ya preexistía en embrión, de manera que nada nuevo se manifiesta en la persona adulta si no se encontraba al menos latente en el muchacho. Éste es, sin lugar a dudas, el proceso regular y normal de todo desarrollo, según las leyes precisas y armoniosas del crecimiento. Y así, el aumento de la edad revela en los mayores las mismas partes y proporciones que la sabiduría del Creador había delineado en los pequeños. Si la figura humana adquiriese más tarde un aspecto extraño a su especie, si se le añadiese o quitase algún miembro, todo el cuerpo perecería, o se haría monstruoso, o al menos se debilitaría. Las mismas leyes del crecimiento ha de seguir el dogma cristiano, de manera que se consolide en el curso de los años, se desarrolle en el tiempo, se haga más majestuoso con la edad; de modo tal, sin embargo, que permanezca incorrupto e incontaminado, íntegro y perfecto en todas sus partes y, por decirlo de alguna manera, en todos sus miembros y sentidos, sin admitir ninguna alteración, ninguna pérdida de sus propiedades, ninguna variación de lo que ha sido definido" (San Vicente de Lerins, Conmonitorium, n. 22).

Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/56565/cat/10/que-cuantos-y-cuales-son-los-dogmas-de-la-iglesia-catolica.html#  

  
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miércoles, 18 de abril de 2018

Dios ama a cada uno como un padre y como una madre

PAPA FRANCISCO
MISAS MATUTINAS EN LA CAPILLA DE LA DOMUS SANCTAE MARTHAE
Dios ama a cada uno como un padre y como una madre
Jueves, 22 de marzo de 2018


Dios ama a cada uno de nosotros «como un padre y como una madre»: para recordarlo el Papa Francisco sugirió la imagen de esa flor delicada llamada precisamente «no me olvides» que en Argentina se regala a las madres en el día de su fiesta: «de color azul claro si la madre está viva y de color violeta si la madre ha fallecido». Porque precisamente «como una madre» Dios «fiel en la esperanza» no se olvida nunca de un hijo suyo, afirmó el Pontífice en la misa celebrada el jueves por la mañana, 22 de marzo, en Santa Marta.
«A las puertas de Semana Santa —hizo notar en seguida el Papa— la Iglesia nos hace reflexionar sobre el Señor que no olvida, sobre nuestro Dios fiel». Y, de hecho, «hemos repetido en el salmo (104): “El Señor se acuerda de su alianza eternamente”». El Señor, reiteró el Pontífice, «nunca olvida, nunca, porque Él es fiel, no puede no ser fiel: Él es la fidelidad».
«En la primera lectura —explicó Francisco haciendo referencia al libro del Génesis (17, 3-9)— está la narración del cambio de nombre de Abraham, cuando el Señor le dice: “Por mi parte he aquí mi alianza contigo”». Por tanto, Dios no hará una alianza «con esos, no: contigo». Así es, entonces, que «el Señor hace una alianza con Abraham, una alianza que se prolongará, se alargará; en la historia se convertirá en un pueblo: un pueblo que ha hecho muchas».
Por otro lado «los pecados del pueblo los conocemos» afirmó el Papa: «Muchas veces, en el desierto, después de la liberación de Egipto, la idolatría, las cosas que ha hecho el pueblo». No obstante, «el Señor es fiel». Y «esta es la imagen que la Iglesia quiere para nosotros al principio de la Semana Santa: nosotros iremos en camino con el Señor fiel, que nos ha elegido, que me ha elegido y no se olvida de mí, porque Él tiene ese amor visceral, que hace no olvidarse». Precisamente «esta es la fidelidad de Dios».
«En mi tierra —confió Francisco— hay una pequeña flor que se regala a las madres el día» de la fiesta «de la madres y tiene dos colores: un azul claro para las madres vivas, y uno violeta para las madres fallecidas». Sí, esta flor, «tiene dos colores y se llama no me olvides».
Precisamente «este es el amor de Dios, como el de la madre: Dios no se olvida de nosotros, nunca, no puede, es fiel a su alianza». Ciertamente, añadió, «esto nos da seguridad» tanto que «de nosotros podemos decir “pero, mi vida es muy fea, estoy en esta dificultad, soy un pecador, una pecadora”». Pero «Él no se olvida de ti, porque tiene este amor visceral y es padre y madre: eso es todo». Y es «con este amor que nosotros entramos en la Semana Santa».
«Y después esta fidelidad de Dios nos lleva a la alegría» explicó el Pontífice, proponiendo de nuevo el contenido del pasaje evangélico de Juan (8, 51-59), propuesto hoy por la liturgia: es exactamente «lo que Jesús responde a los judíos: “Abraham vio mi vida, exultó en la esperanza”». Quizá «¿porque yo soy bueno? No, porque Él es fiel».
«Exultar en la esperanza» insistió el Papa, porque «cada uno de nosotros sabe que no es fiel, ninguno de nosotros es fiel, pero Él sí». Esta es «nuestra esperanza y nuestra alegría: su fidelidad que nos toma de la mano y no nos deja, no te deja». Al respecto Francisco sugirió pensar «en el ladrón bueno: el Dios fiel no puede renegarse a sí mismo, no puede renegar de nosotros, no puede renegar de su amor, no puede renegar de su pueblo, no puede renegar porque nos ama». Y «esta es la fidelidad de Dios».
Prosiguiendo en su meditación, el Pontífice explicó también la actitud adecuada para tener «cuando nosotros nos acercamos al sacramento de la penitencia: por favor, no pensemos que vamos a la tintorería a quitar las suciedades, no». Más bien nosotros «vamos a recibir el abrazo de amor de este Dios fiel, que nos espera siempre. ¡Siempre!». Y «esto nos lleva a la alegría, a exultar en esperanza». Precisamente «con este sentimiento nosotros debemos empezar la Semana Santa: el sentimiento de un Dios que no se olvida de nosotros, que es fiel en la esperanza».
«Hay una última cosa» afirmó todavía el Papa: «El Evangelio de hoy termina con un versículo interesante, dice que estos doctores de la ley “entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo”». Las piedras, por tanto, «para lapidar a los pecadores». Sin embargo «la fidelidad a Dios nunca lapida un pecador».
«Las piedras para oscurecer la verdad de la resurrección, delante del sepulcro, cerrada ahí; las piedras para matar» reiteró Francisco. «Pero si nosotros no reconocemos la fidelidad de Dios, el mismo Señor nos dice: “Gritarán las piedras, serán más fuertes que nosotros”».
«Yo no quisiera añadir ninguna cosa, es muy claro esto» concluyó el Papa. Y exhortó, «empezamos la semana así: Él es fiel, Él me conoce, Él me ama, nunca me dejará solo, me lleva de la mano; ¿qué puedo querer? ¿Qué más? ¿Qué debo hacer? Exulta en esperanza, exulta en la esperanza, porque el Señor te ama como padre y como madre».


FUENTE:

L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 14, viernes 6 de abril de 2018.

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2018/documents/papa-francesco-cotidie_20180322_dios-ama-como-padre-madre.html

 
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Academia Nacional de Medicina:La obligación médica de salvar a los dos.


  Academia Nacional de Medicina


Ante el debate legislativo acerca de la despenalización del aborto, la Academia Nacional de Medicina reitera los preceptos que ha sostenido desde siempre, recordando los principios básicos de la ciencia y la práctica médicas que obligan y vinculan a todos los profesionales del país. La salud pública argentina necesita de propuestas que cuiden y protejan a la madre y a su hijo, a la vida de la mujer y a la del niño por nacer. La obligación médica es salvar a los dos, nada bueno puede derivarse para la sociedad cuando se elige a la muerte como solución. Si el aborto clandestino es un problema sanitario corresponde a las autoridades tomar las mejores medidas preventivas y curativas sin vulnerar el derecho humano fundamental a la vida y al de los profesionales médicos a respetar sus convicciones.

Por ello,: La Academia Nacional de Medicina considera: Que el niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción. Desde el punto de vista jurídico es un sujeto de derecho como lo reconoce la Constitución Nacional, los tratados internacionales anexos y los distintos códigos nacionales y provinciales de nuestro país. Que destruir a un embrión humano significa impedir el nacimiento de un ser humano. Que el pensamiento médico a partir de la ética hipocrática ha defendido la vida humana como condición inalienable desde la concepción. Por lo que la Academia Nacional de Medicina hace un llamado a todos los médicos del país a mantener la fidelidad a la que un día se comprometieron bajo juramento. Que el derecho a la "objeción de conciencia" implica no ser obligado a realizar acciones que contrarían convicciones éticas o religiosas del individuo (Art.14, 19 y concordantes de la Constitución Nacional). Buenos Aires, marzo 22 de 2018

FUENTE:

http://www.acamedbai.org.ar/pdf/declaraciones/Academia%20Nacional%20de%20Medicina%20(3).pdf

 
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martes, 17 de abril de 2018

¿Mi papá, que era ateo, está en el cielo?

“¿Mi papá, que era ateo, está en el cielo?”, preguntó llorando un niño al Papa

Ciudad del Vaticano (AICA): Durante la visita del papa Francisco –este domingo 15 de abril- a la parroquia de San Pablo de la Cruz, en el barrio de Corviale, en la periferia de Roma, un niño, Emanuele, de 10 años se le acercó y le hizo una pregunta que conmovió a todos: quería saber si su papá fallecido, que era ateo, estaba en el cielo.

Durante la visita del papa Francisco –este domingo 15 de abril- a la parroquia de San Pablo de la Cruz, en el barrio de Corviale, en la periferia de Roma, un niño, Emanuele, de 10 años se le acercó y le hizo una pregunta que conmovió a todos: quería saber si su papá fallecido, que era ateo, estaba en el cielo.

Emanuele, era uno de los chicos elegidos para hacerle preguntas al Santo Padre durante la visita a esta parroquia de Roma. Sin embargo, cuando le tocó el turno, le dijo al sacerdote que estaba a su lado “no puedo hacerlo”, y comenzó a llorar.

Mientras el sacerdote lo consolaba, el Papa le pidió que se acercara y le dijera su pregunta al oído. Francisco lo abrazó y luego de conversar por un minuto, Emanuele regresó a su sitio con los demás niños.

“Ojalá todos nosotros pudiésemos llorar como Emanuele cuando tenemos un dolor como tiene él en el corazón. Él lloraba por el papá. Ha tenido el coraje de hacerlo delante de nosotros”, dijo el Santo Padre, quien le pidió permiso al niño para decir su pregunta en público.

El pontífice relató que el menor le contó cómo era su padre, que era un gran hombre, y aunque había hecho bautizar a sus cuatro hijos, él no era creyente. “¿Está en el cielo papá?”, fue su pregunta.

“Qué hermoso que un hijo diga que su papá era bueno. Bello testimonio de aquel hombre para que sus hijos puedan decir de él ‘era un hombre bueno’”, afirmó Francisco. “Si ese hombre ha sido capaz de tener hijos así, es verdad que era un gran hombre”, añadió.

“Aquel hombre –añadió– no tenía el don de la fe, no era creyente, pero ha hecho bautizar a los hijos. Tenía el corazón bueno. Y Emanuele tenía la duda de que el papá, al no ser creyente, no pudiese ir al cielo”. “Quien dice quién va al cielo es Dios”, recordó el Papa.

Entonces, Francisco preguntó a los niños: “Pero, ¿cómo es el corazón de Dios delante de un papá así?, ¿cómo les parece a ustedes?”. “Un corazón de papá. Dios tiene un corazón de papá”, afirmó el Santo Padre.

Luego añadió: “Y delante de un papá no creyente que ha sido capaz de bautizar a los hijos, de darles esa grandeza a los hijos, ¿ustedes piensan que Dios sería capaz de dejarlo lejos de ti (Emanuele)? ¿Piensan eso?”

“¿Dios abandona a sus hijos cuando son buenos?”, preguntó. Luego que todos los niños respondieran que “no”, Francisco le dijo al pequeño: “Bueno Emanuele, esta es la respuesta”.

“Dios seguramente estaba orgulloso de tu papá, porque es muy fácil que siendo creyente se bautice a los hijos; que siendo no creyente, bautizarlos. Y seguramente esto a Dios le ha gustado mucho”.

“Habla con tu papá, reza a tu papá. Gracias Emanuele por tu valentía”, concluyó Francisco.+


FUENTE:

http://www.aica.org/33165-mi-papa-que-era-ateo-esta-en-el-cielo-pregunto.html 
 

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La felicidad y la elección del bien mayor

La felicidad y la elección del bien mayor

La felicidad se alcanza con la elección del  bien mayor
Parece ser que la felicidad se logra cuando se logra cuando se consigue un bien deseado: el amor de una persona, una buena nota, un éxito deportivo, un automóvil nuevo, una moto de carreras, un nuevo amigo, etc.
Se desea ese bien y cuando se consigue, uno es feliz.

No da lo mismo ser una cosa que una planta,una panta que un animal, o un animal que una persona.
Algunos seres son superiores a otros. Algunas cosas son bienes mayores. otras son bienes menores.

Una persona es un bien mayor, superior a todo lo creado.
Tiene  mas perfecciones y mas facultades que otros seres. Evidentemente, el amor de una persona puede hacerte mas feliz que la posesión de una cosa.

Si partimos del hecho de que la felicidad viene con la posesión de un bien deseado,es elegir siempre el bien mayor. Si el bien es mayor, la felicidad que da su posesión también es mayor y mas durarera.

Por ello es importante que regules tus emociones,  que elijas el bien mayor aunque te cueste esfuerzo y las emociones no sean tan agradables. La felicidad se alcanza con la elección del bien mayor.

FUENTE:

"APRENDER A AMAR" Ed. LOGOS


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domingo, 15 de abril de 2018

¿Cualquier bautizado es sacerdote?

¿Cualquier bautizado es sacerdote?

No sólo sacerdote, sino también profeta y rey, en la medida en que participa de estas tres dignidades de Cristo
El sacramento del bautismo introduce a las personas que lo reciben en la triple función sacerdotal, profética y real de Jesús.
En la medida en que cualquier fiel laico vive su identidad bautismal, participa de estas importantes prerrogativas cristológicas.
La Iglesia que fundó Jesús es el nuevo pueblo de Dios: un pueblo sacerdotal, profético y real. “Jesucristo es Aquel a quien el Padre ha ungido con el Espíritu Santo y lo ha constituido ‘Sacerdote, Profeta y Rey’. Todo el Pueblo de Dios participa de estas tres funciones de Cristo y tiene las responsabilidades de misión y de servicio que se derivan de ellas”, indica el Catecismo (783).
Pero, ¿qué significa el verbo participar? Participar significa que se “tiene parte de algo” o compartir algo, o que parte de algo o de alguien se tiene personalmente. Es decir que todo bautizado tiene una parte de la triple función sacerdotal, profética y real de Jesús.
Todos los laicos son los fieles “incorporados a Cristo por el bautismo y constituidos en pueblo de Dios y hechos participes a su manera de la función sacerdotal, profética y real de Cristo”, señala la Constitución Lumen Gentium (31).
De manera pues que todo bautizado, al ser miembro de Cristo (Catecismo, 1213) Sacerdote, Profeta y Rey, pertenece a una estirpe real y sacerdotal (1Pe 2, 9).

👉Cada bautizado también es sacerdote, profeta y rey
El aceite es uno de los tres símbolos del bautismo. El ministro, después de ungir con el Santo Crisma al recién bautizado, le proclama sacerdote, profeta y rey. Con la siguiente fórmula: “Dios todopoderoso… te consagra N.N… para que incorporado a su Pueblo, la Iglesia, seas siempre miembro de Cristo Sacerdote, Profeta y Rey, para la vida eterna”.

👉Los bautizados son sacerdotes
Los fieles ejercen su sacerdocio bautismal a través de su participación, cada uno según su vocación propia, en la misión de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey.
Pero el sacerdocio que reciben los fieles con el bautismo es muy diferente del sacerdocio ministerial. El de los fieles es previo y más importante: es un sacerdocio que los hace partícipes del único sacerdocio de Cristo. Tan importante es el sacerdocio de los fieles que el sacerdocio ministerial está a su servicio.
El sacerdocio común de los fieles, por el cual todos están llamados a dar testimonio de Cristo, es un sacerdocio que se nutre y se expresa en la participación de los sacramentos.
Los fieles laicos también ejercen su sacerdocio al santificarse en todo lo que hacen y al ayudar a otros cristianos a ser santos.
Los fieles son sacerdotes cada vez que se dirigen a Dios y le presentan sus preocupaciones, sus ilusiones, sus inquietudes, sus dificultades, sus alegrías, sus necesidades y las del mundo entero; cuando su oración es universal y no se centran en sí mismos.
Los bautizados son sacerdotes para ofrecer algunos sacrificios. ¿De qué sacrificios hablamos? Hablamos de la vida de cada día, con sus ilusiones, sus esfuerzos y trabajos. Estos sacrificios se ofrecen también para rendir culto a Dios y darle gracias por su presencia divina en el mundo.
Y finalmente donde más plenamente los fieles laicos desempeñan su oficio sacerdotal es en la Eucaristía. “El sacerdote oficia el sacrificio y los fieles concurren” (LG, 10) a la ofrenda de la Eucaristía: Ofrecen juntamente con el sacerdote a Cristo al Padre, y se ofrecen juntamente con Cristo.

👉Los bautizados son profetas
En el Bautismo somos consagrados profetas ya que tenemos que llevar la Palabra divina a los demás.
El cristiano es alguien llamado a proclamar las maravillas de Dios, a dar testimonio público de Jesucristo, a ser promotor de la verdad y de la paz, a denunciar la injusticia y la mentira, a oponerse a todo lo que daña a la sociedad y al individuo.
Somos profetas para hablar a los hombres de Dios y aquí tenemos el apostolado o la evangelización.
El pueblo de Dios participa del carácter y misión profética de Cristo, dando testimonio de Él con su vida de fe y de amor a semejanza de los Apóstoles que transmitieron lo que habían visto y oído.

Los fieles toman parte en el oficio de Jesús de ser profetas llevando el evangelio a todos los ámbitos de la vida tanto con la palabra como con las obras.
La misión de dar razón de nuestra fe, de ser apóstoles, no es sólo oficio de los sacerdotes ordenados, sino de todo el pueblo de Dios, ya que con Cristo los fieles son profetas, anunciadores del evangelio en todos los ambientes y lugares, y denunciadores de todo aquello que se manifiesta contrario a nuestra fe.

El profeta es aquel que vive dos realidades. De una parte está inmerso en la sociedad actual y de consecuencia conoce y entiende las luchas y los trabajos del pueblo, en medio del cual es llamado a servir.
Y por otra parte está en la presencia de Dios y de consecuencia conoce su voluntad y la conoce desde dentro.
Y sólo entonces el profeta es un instrumento que transmite la voluntad divina a los otros, de manera que se entienda y se siga.
El profeta no es el que adivina el futuro, sino el que lee los acontecimientos a la luz del Evangelio, y así tiene las claves para interpretar la historia presente y la futura.
Los fieles como profetas son capaces de ver y comprender las personas, las cosas y los acontecimientos con los ojos y la mente de Dios.

👉Los bautizados son reyes
Cristo es rey y es el primero en todo, “pero no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida” (Mt 20,28).
Y Cristo comunicó su poder y su realeza a sus discípulos para que también ellos dispusieran de una libertad soberana y vencieran el reino del pecado.
Los cristianos ejercen su realeza sirviendo a Cristo en sus hermanos. Por esto los fieles toman parte en la función de Jesús de regir (de ser reyes) sirviendo. Por eso para el cristiano reinar es servir como Cristo sirve (Catecismo 786).
Es así como la realeza de Cristo llegará a través de los fieles laicos a todos los rincones del mundo y todas las estructuras de la sociedad.
Somos constituidos reyes, porque se nos da la libertad de los hijos de Dios, y esta libertad es para servir; servir a Dios en el prójimo es reinar.
Y el cristiano es rey: los reyes no están sometidos a nadie, son libres. Se ha arrancado de la vida del cristiano la raíz de toda esclavitud, que es el pecado, y así es libre para hacer el bien. La libertad se realiza sólo en el bien. El mal no nos hace libres, sino esclavos.
Somos reyes cuando sabemos dominar y acallar todo aquello que nos aparta de Dios, cuando somos dueños de nosotros mismos y de las circunstancias que nos rodean.

👉Conclusión

Jesús fue sacerdote, profeta y rey; hacia Él tenemos que mirar si de verdad queremos ser coherentes con el Bautismo que recibimos. Tomar conciencia de nuestro compromiso bautismal es todo un programa de vida. Profundicemos en este sacramento para valorar este don de Dios y así ejercer las funciones de Cristo como Él las ejerció.

FUENTE :
https://es.aleteia.org/2015/11/10/cualquier-bautizado-es-sacerdote/
 

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sábado, 14 de abril de 2018

La Cuaresma

La Cuaresma

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

40 días

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

FUENTE:  https://www.aciprensa.com/recursos/que-es-la-cuaresma-1920

 
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viernes, 13 de abril de 2018

La Iglesia y los Siete Sacramentos

La Iglesia y los Siete Sacramentos

224. ¿Qué son los sacramentos y cuántos hay?
Los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia, a través de los cuales se nos otorga la vida divina. Son siete: Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden y Matrimonio.

225. ¿Qué relación existe entre los sacramentos y Cristo?
Los misterios de la vida de Cristo constituyen el fundamento de lo que ahora, por medio de los ministros de su Iglesia, el mismo Cristo dispensa en los sacramentos.

«Lo que era visible en nuestro Salvador ha pasado a sus sacramentos»
(San León Magno).

226. ¿Cuál es el vínculo de los sacramentos con la Iglesia?
Cristo ha confiado los sacramentos a su Iglesia. Son «de la Iglesia» en un doble sentido: «de ella», en cuanto son acciones de la Iglesia, la cual es sacramento de la acción de Cristo; y «para ella», en el sentido de que edifican la Iglesia.

227. ¿Qué es el «carácter» sacramental?
El carácter sacramental es un sello espiritual, conferido por los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del Orden. Constituye promesa y garantía de la protección divina. En virtud de este sello, el cristiano queda configurado a Cristo, participa de diversos modos en su sacerdocio y forma parte de la Iglesia según estados y funciones diversos. Queda, por tanto, consagrado al culto divino y al servicio de la Iglesia. Puesto que el carácter es indeleble, los sacramentos que lo imprimen sólo pueden recibirse una vez en la vida.

228. ¿Qué relación tienen los sacramentos con la fe?
Los sacramentos no sólo suponen la fe, sino que con las palabras y los elementos rituales la alimentan, fortalecen y expresan. Celebrando los sacramentos la Iglesia confiesa la fe apostólica. De ahí la antigua sentencia: «lex orandi, lex credendi», esto es, la Iglesia cree tal como reza.

229. ¿Por qué los sacramentos son eficaces?
Los sacramentos son eficaces ex opere operato («por el hecho mismo de que la acción sacramental se realiza»), porque es Cristo quien actúa en ellos y quien da la gracia que significan, independientemente de la santidad personal del ministro. Sin embargo, los frutos de los sacramentos dependen también de las disposiciones del que los recibe.

230. ¿Por qué los sacramentos son necesarios para la salvación?
Para los creyentes en Cristo, los sacramentos, aunque no todos se den a cada uno de los fieles, son necesarios para la salvación, porque otorgan la gracia sacramental, el perdón de los pecados, la adopción como hijos de Dios, la configuración con Cristo Señor y la pertenencia a la Iglesia. El Espíritu Santo cura y transforma a quienes los reciben.

231. ¿Qué es la gracia sacramental?
La gracia sacramental es la gracia del Espíritu Santo, dada por Cristo y propia de cada sacramento. Esta gracia ayuda al fiel en su camino de santidad, y también a la Iglesia en su crecimiento de caridad y testimonio.

232. ¿Qué relación existe entre los sacramentos y la vida eterna?
En los sacramentos la Iglesia recibe ya un anticipo de la vida eterna, mientras vive «aguardando la feliz esperanza y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo» (Tt 2, 13).

FUENTE: http://www.vatican.va/archive/compendium_ccc/documents/archive_2005_compendium-ccc_sp.html 
  
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Los Sacramentos Parte 3 Los Sacramentos al servicio de la comunión y de la misión

Los Sacramentos Parte 3 Los Sacramentos al servicio de la comunión y de la misión



LOS SACRAMENTOS AL SERVICIO DE LA COMUNIÓN Y DE LA MISIÓN (SERVICIO)

321. ¿Cuáles son los sacramentos al servicio de la comunión y de la misión?
Dos sacramentos, el Orden y el Matrimonio, confieren una gracia especial para una misión particular en la Iglesia, al servicio de la edificación del pueblo de Dios. Contribuyen especialmente a la comunión eclesial y a la salvación de los demás.


👉EL SACRAMENTO DEL ORDEN SAGRADO

322. ¿Qué es el sacramento del Orden?
El sacramento del Orden es aquel mediante el cual, la misión confiada por Cristo a sus Apóstoles, sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos.

323. ¿Por qué se llama sacramento del Orden?
Orden indica un cuerpo eclesial, del que se entra a formar parte mediante una especial consagración (Ordenación), que, por un don singular del Espíritu Santo, permite ejercer una potestad sagrada al servicio del Pueblo de Dios en nombre y con la autoridad de Cristo.

324. ¿Cómo se sitúa el sacramento del Orden en el designio divino de la salvación?
En la Antigua Alianza el sacramento del Orden fue prefigurado por el servicio de los levitas, el sacerdocio de Aarón y la institución de los setenta «ancianos» (Nm 11, 25). Estas prefiguraciones se cumplen en Cristo Jesús, quien, mediante su sacrificio en la cruz, es «el único [.....] mediador entre Dios y los hombres» (1 Tm 2, 5), el «Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec» (Hb 5,10). El único sacerdocio de Cristo se hace presente por el sacerdocio ministerial.

325. ¿De cuántos grados se compone el sacramento del Orden?
El sacramento del Orden se compone de tres grados, que son insustituibles para la estructura orgánica de la Iglesia: el episcopado, el presbiterado y el diaconado.

326. ¿Cuál es el efecto de la Ordenación episcopal?
La Ordenación episcopal da la plenitud del sacramento del Orden, hace al Obispo legítimo sucesor de los Apóstoles, lo constituye miembro del Colegio episcopal, compartiendo con el Papa y los demás obispos la solicitud por todas las Iglesias, y le confiere los oficios de enseñar, santificar y gobernar.

327. ¿Cuál es el oficio del obispo en la Iglesia particular que se le ha confiado?
El obispo, a quien se confía una Iglesia particular, es el principio visible y el fundamento de la unidad de esa Iglesia, en la cual desempeña, como vicario de Cristo, el oficio pastoral, ayudado por sus presbíteros y diáconos.

328. ¿Cuál es el efecto de la Ordenación presbiteral?
La unción del Espíritu marca al presbítero con un carácter espiritual indeleble, lo configura a Cristo sacerdote y lo hace capaz de actuar en nombre de Cristo Cabeza. Como cooperador del Orden episcopal, es consagrado para predicar el Evangelio, celebrar el culto divino, sobre todo la Eucaristía, de la que saca fuerza todo su ministerio, y ser pastor de los fieles.

329. ¿Cómo ejerce el presbítero su ministerio?
Aunque haya sido ordenado para una misión universal, el presbítero la ejerce en una Iglesia particular, en fraternidad sacramental con los demás presbíteros que forman el «presbiterio» y que, en comunión con el obispo y en dependencia de él, tienen la responsabilidad de la Iglesia particular.


330. ¿Cuál es el efecto de la Ordenación diaconal?
El diácono, configurado con Cristo siervo de todos, es ordenado para el servicio de la Iglesia, y lo cumple bajo la autoridad de su obispo, en el ministerio de la Palabra, el culto divino, la guía pastoral y la caridad.

331. ¿Cómo se celebra el sacramento del Orden?
En cada uno de sus tres grados, el sacramento del Orden se confiere mediante la imposición de las manos sobre la cabeza del ordenando por parte del obispo, quien pronuncia la solemne oración consagratoria. Con ella, el obispo pide a Dios para el ordenando una especial efusión del Espíritu Santo y de sus dones, en orden al ejercicio de su ministerio.

332. ¿Quién puede conferir este sacramento?
Corresponde a los obispos válidamente ordenados, en cuanto sucesores de los Apóstoles, conferir los tres grados del sacramento del Orden.

333. ¿Quién puede recibir este sacramento?
Sólo el varón bautizado puede recibir válidamente el sacramento del Orden. La Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del mismo Señor. Nadie puede exigir la recepción del sacramento del Orden, sino que debe ser considerado apto para el ministerio por la autoridad de la Iglesia.

334. ¿Se exige el celibato para recibir el sacramento del Orden?
Para el episcopado se exige siempre el celibato. Para el presbiterado, en la Iglesia latina, son ordinariamente elegidos hombres creyentes que viven como célibes y tienen la voluntad de guardar el celibato «por el reino de los cielos» (Mt 19, 12); en las Iglesias orientales no está permitido contraer matrimonio después de haber recibido la ordenación. Al diaconado permanente pueden acceder también hombres casados.

335. ¿Qué efectos produce el sacramento del Orden?
El sacramento del Orden otorga una efusión especial del Espíritu Santo, que configura con Cristo al ordenado en su triple función de Sacerdote, Profeta y Rey, según los respectivos grados del sacramento. La ordenación confiere un carácter espiritual indeleble: por eso no puede repetirse ni conferirse por un tiempo determinado.

336. ¿Con qué autoridad se ejerce el sacerdocio ministerial?
Los sacerdotes ordenados, en el ejercicio del ministerio sagrado, no hablan ni actúan por su propia autoridad, ni tampoco por mandato o delegación de la comunidad, sino en la Persona de Cristo Cabeza y en nombre de la Iglesia. Por tanto, el sacerdocio ministerial se diferencia esencialmente, y no sólo en grado, del sacerdocio común de los fieles, al servicio del cual lo instituyó Cristo.

👉EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

337. ¿Cuál es el designio de Dios sobre el hombre y la mujer?
Dios, que es amor y creó al hombre por amor, lo ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, los ha llamado en el Matrimonio a una íntima comunión de vida y amor entre ellos, «de manera que ya no son dos, sino una sola carne» (Mt 19, 6). Al bendecirlos, Dios les dijo: «Creced y multiplicaos» (Gn 1, 28).

338. ¿Con qué fines ha instituido Dios el Matrimonio?
La alianza matrimonial del hombre y de la mujer, fundada y estructurada con leyes propias dadas por el Creador, está ordenada por su propia naturaleza a la comunión y al bien de los cónyuges, y a la procreación y educación de los hijos. Jesús enseña que, según el designio original divino, la unión matrimonial es indisoluble: «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» (Mc 10, 9).

339. ¿De qué modo el pecado amenaza al Matrimonio?
A causa del primer pecado, que ha provocado también la ruptura de la comunión del hombre y de la mujer, donada por el Creador, la unión matrimonial está muy frecuentemente amenazada por la discordia y la infidelidad. Sin embargo, Dios, en su infinita misericordia, da al hombre y a la mujer su gracia para realizar la unión de sus vidas según el designio divino original.

340. ¿Qué enseña el Antiguo Testamento sobre el Matrimonio?
Dios ayuda a su pueblo a madurar progresivamente en la conciencia de la unidad e indisolubilidad del Matrimonio, sobre todo mediante la pedagogía de la Ley y los Profetas. La alianza nupcial entre Dios e Israel prepara y prefigura la Alianza nueva realizada por el Hijo de Dios, Jesucristo, con su esposa, la Iglesia.

341. ¿Qué novedad aporta Cristo al Matrimonio?
Jesucristo no sólo restablece el orden original del Matrimonio querido por Dios, sino que otorga la gracia para vivirlo en su nueva dignidad de sacramento, que es el signo del amor esponsal hacia la Iglesia: «Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo ama a la Iglesia» (Ef 5, 25)

342. ¿Es el Matrimonio una obligación para todos?
El Matrimonio no es una obligación para todos. En particular, Dios llama a algunos hombres y mujeres a seguir a Jesús por el camino de la virginidad o del celibato por el Reino de los cielos; éstos renuncian al gran bien del Matrimonio para ocupase de las cosas del Señor tratando de agradarle, y se convierten en signo de la primacía absoluta del amor de Cristo y de la ardiente esperanza de su vuelta gloriosa.

343. ¿Cómo se celebra el sacramento del Matrimonio?
Dado que el Matrimonio constituye a los cónyuges en un estado público de vida en la Iglesia, su celebración litúrgica es pública, en presencia del sacerdote (o de un testigo cualificado de la Iglesia) y de otros testigos.

344. ¿Qué es el consentimiento matrimonial?
El consentimiento matrimonial es la voluntad, expresada por un hombre y una mujer, de entregarse mutua y definitivamente, con el fin de vivir una alianza de amor fiel y fecundo. Puesto que el consentimiento hace el Matrimonio, resulta indispensable e insustituible. Para que el Matrimonio sea válido el consentimiento debe tener como objeto el verdadero Matrimonio, y ser un acto humano, consciente y libre, no determinado por la violencia o la coacción.

345. ¿Qué se exige cuando uno de los esposos no es católico?
Para ser lícitos, los matrimonios mixtos (entre católico y bautizado no católico) necesitan la licencia de la autoridad eclesiástica. Los matrimonios con disparidad de culto (entre un católico y un no bautizado), para ser válidos necesitan una dispensa. En todo caso, es esencial que los cónyuges no excluyan la aceptación de los fines y las propiedades esenciales del Matrimonio, y que el cónyuge católico confirme el compromiso, conocido también por el otro cónyuge, de conservar la fe y asegurar el Bautismo y la educación católica de los hijos.

346. ¿Cuáles son los efectos del sacramento del Matrimonio?
El sacramento del Matrimonio crea entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo. Dios mismo ratifica el consentimiento de los esposos. Por tanto, el Matrimonio rato y consumado entre bautizados no podrá ser nunca disuelto. Por otra parte, este sacramento confiere a los esposos la gracia necesaria para alcanzar la santidad en la vida conyugal y acoger y educar responsablemente a los hijos.

347. ¿Cuáles son los pecados gravemente contrarios al sacramento del Matrimonio?
Los pecados gravemente contrarios al sacramento del Matrimonio son los siguientes: el adulterio, la poligamia, en cuanto contradice la idéntica dignidad entre el hombre y la mujer y la unidad y exclusividad del amor conyugal; el rechazo de la fecundidad, que priva a la vida conyugal del don de los hijos; y el divorcio, que contradice la indisolubilidad.

348. ¿Cuándo admite la Iglesia la separación física de los esposos?
La Iglesia admite la separación física de los esposos cuando la cohabitación entre ellos se ha hecho, por diversas razones, prácticamente imposible, aunque procura su reconciliación. Pero éstos, mientras viva el otro cónyuge, no son libres para contraer una nueva unión, a menos que el matrimonio entre ellos sea nulo y, como tal, declarado por la autoridad eclesiástica.

349. ¿Cuál es la actitud de la Iglesia hacia los divorciados vueltos a casar?
Fiel al Señor, la Iglesia no puede reconocer como matrimonio la unión de divorciados vueltos a casar civilmente. «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio» (Mc 10, 11-12). Hacia ellos la Iglesia muestra una atenta solicitud, invitándoles a una vida de fe, a la oración, a las obras de caridad y a la educación cristiana de los hijos; pero no pueden recibir la absolución sacramental, acercarse a la comunión eucarística ni ejercer ciertas responsabilidades eclesiales, mientras dure tal situación, que contrasta objetivamente con la ley de Dios.

350. ¿Por qué la familia cristiana es llamada Iglesia doméstica?
La familia cristiana es llamada Iglesia doméstica, porque manifiesta y realiza la naturaleza comunitaria y familiar de la Iglesia en cuanto familia de Dios. Cada miembro, según su propio papel, ejerce el sacerdocio bautismal, contribuyendo a hacer de la familia una comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y cristianas y lugar del primer anuncio de la fe a los hijos.

FUENTE: http://www.vatican.va/archive/compendium_ccc/documents/archive_2005_compendium-ccc_sp.html  
  
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