jueves, 30 de agosto de 2018

Cuando dices amén

Cuando dices amén




Hay una palabra que siempre vas a reconocer cuando la escuches en cualquier idioma en cualquier parte del mundo.
Hay personas que repiten esta palabra en todo momento sin pensar en lo que están diciendo. Jesús nos advierte en Mt 6:7 que no debemos repetir las expresiones vanas que no tienen significado.
Amén es una palabra conceptual que viene del hebreo emuná o amén (fonética) y se ha transliterado en el griego y al español en su misma forma: Amén.
Significa firmeza o verdad. Se refiere a algo que es fiable, seguro, verdadero, permanente. Es algo absolutamente certero. La palabra aparece en la Biblia noventa y nueve veces y es más utilizada en el NT.
A veces es traducida como «de cierto». En algunas de las versiones más modernas, Jesús dijo: «De cierto, de cierto les digo», para enfatizar la veracidad y la fiabilidad de lo que estaba a punto de decir. Imaginen… Hoy sería como colocar las palabras en negrita para llamar nuestra atención

Pero Amén es uno de los nombres de Dios.
Cada uno de los nombres y títulos de Dios describe un aspecto diferente de su naturaleza y carácter, como Jehová Elohim: Señor de Señores (Gn 2:04; Sal 59:5) Jehová Jireh: Yo Soy tu proveedor (Gn 22:14). Jehové Rafa: “El Señor que sana” (Éx 15:26).
En Deuteronomio 7:9, se le llama «el Dios fiel que guarda su pacto». Si fuera en hebreo, sería “el Dios Amén”. Él es fiel. Sus promesas son ciertas y verdaderas.
En Apocalipsis 3:14, Jesús se llama a Sí mismo «el Amén, el Testigo fiel y verdadero». Así es como Él se describe a Sí mismo. Él es el Amén de Dios. Él es el Amén del propósito divino, en Cristo se cumplió ese sumo propósito: LA REDENCIÓN DE LOS SERES HUMANOS.
En la Biblia, es más las veces que aparece al final de las oraciones, que al principio.
Por ejemplo, en Deuteronomio 27 cuando Dios le pide a Moisés que le enseñe una larga serie de maldiciones al pueblo si hace tal o cual cosa, el pueblo dirá AMEN. ¿Y qué significa esto? Cuando ellos decían amén, estaban aceptando todo lo que se había dicho, estaban dispuestos a someterse a la ley y soportar las consecuencias si la quebrantaban

Otro uso en las Escrituras. Las bendiciones de Pablo o sus doxologías terminan con un amén: “a quien sea la gloria para siempre. Amén” (Gal 1:5)
Otros ejemplos de Pablo: 1ª Co 16:24; 2ª Co 13:14; Ef 3:21; Fil 4:20; 1ª Tim 1:17; 2ª Tim 4:18; Tito 3:15. Fil 1:25.
Así también Pedro 1ª Pedro 4:11; 2ª Pedro 3:18, Juan 1ª Juan 5:21; 2ª Juan. v.13 y Judas v. 25.

Hay un amén. al final de la Oración Perfecta en Mateo 6:13.
Cada evangelio termina con un amén. Mateo 28:20. Marcos 16:20. Lucas 24:53. Juan 21:25.
En el NT se añade frecuentemente como respuesta de alabanza y de bendiciones: Heb 13:21; Heb 3:25; Ap 5:14; Ap 7:12; Ap 22:20.
Se usaba en los salmos como respuesta a las alabanzas Sal 41:14 Sal 72:19; Sal 89:53. Sal 106:48.

Según 1Co 14:16, los primeros creyentes decían AMEN en voz alta al finalizar la lectura de la palabra o las alabanzas. Decir amén a una verdad bíblica es como decir LE CREO A DIOS, porque su palabra es fiel y verdadera. Es asentir y afirmar como Iglesia.
Dios quiere participantes, no espectadores. Dios quiere atraparnos mental, espiritual y emocionalmente con su Palabra.
Y muchas veces eso no sucede, nuestro cuerpo está sentado en el banco pero nuestra mente está pensando en las compras para el almuerzo, en el wsap q no compartí, ooohhhhh Julita se tiñó el cabello de violeta, Viste?
Dios no necesita de nosotros. Pero nosotros sí. Teniendo eso en cuenta, las misas se convierten en diálogos, una conversación que Dios mantiene con su Pueblo. Por eso decimos AMEN.
Pero ese AMEN debe sentirse y decirse gozosamente. Somos muuuuy expresivos en un partido de fútbol pero en las misas nos quedamos en silencio, si es por reverencia está muy bien, pero a veces es porque no nos involucramos en el servicio religioso. Está el cuerpo sentado pero la mente vaya tú a saber por dónde anda.

Al decir «amén», estamos diciendo que estamos de acuerdo de que lo dicho es verdad. O estamos afirmando que lo que se acaba de orar está de acuerdo con la voluntad de Dios y será escuchado por Él.
Amén: una palabra que no se debe decir a la ligera, pero que sí se debe expresar.

Cuando decimos amén en la adoración, en el estudio de la Palabra, y en las oraciones del pueblo de Dios, nos estamos uniendo a la adoración celestial
Apocalipsis 5: La entrada del Cordero. Este pasaje está en medio de una escena de adoración celestial. Los ángeles y los seres vivientes y los ancianos están reunidos alrededor del trono de Dios, cientos de millones de ellos, millares de millares. (vv 11-14)
Digamos que nuestra adoración en la Tierra es un ensayito de lo que vamos a hacer en el Cielo por toda la eternidad mientras contemplamos a nuestro Dios, si le obedecemos y hacemos su Voluntad

Amén es todo. Cuando lo digas, no puede haber dudas ni temor. Dios es fiel y verdadero. 365 veces está la pequeña pero poderosa frase: “¡no temas!” No temas dice el Señor porque yo estaré con ustedes siempre.
La última palabra en la Biblia es Amén. Ap 22:20-21

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